El término “adolescencia” proviene del latín adolescere, que significa crecer, madurar. Esta etapa transcurre desde aproximadamente los 12 años hasta los 20. Es una época de cambios en la estructura corporal, los pensamientos, la identidad y las relaciones con los iguales y la familia.
La adolescencia es un momento crucial en la adquisición y afianzamiento del autoconcepto. Es un momento de revisión de la imagen que uno tiene de sí mismo. La capacidad de pensamiento abstracto, el distanciamiento de la realidad y su tendencia al autoanálisis, hacen que el joven se replantee la idea de quién y cómo es. Es un momento de búsqueda de identidad.
El adolescente tiene tendencia a percibirse como incomprendido y complejo. Ya no solo se describe en términos físicos y de intereses personales, sino que optan además por el carácter psicológico y social. Describe deseos, haciendo alusión al futuro, habla de sentimientos y exponen pensamientos y creencias.
La parte evaluativa del autoconcepto es la autoestima. Está compuesta por las valoraciones o juicios acerca de cómo es uno mismo. Estas valoraciones se realizan por comparación entre lo que somos y lo que querríamos ser o lo que nos parece que deberíamos ser porque nos resulta deseable. Es decir, entre nuestro Yo real y nuestro Yo ideal.
Un adecuado desarrollo del autoconcepto y la autoestima a lo largo de estas edades resulta fundamental para lograr la identidad personal. Por lo tanto, hablaríamos de crisis si hubiera demasiada distancia entre lo que somos y lo que nos parece que deberíamos ser, en otras palabras, que el grado de desajuste entre nuestro Yo real y el ideal fuera notable. Esta es época de desajuste hormonal, desregulación e inestabilidad emocional, crisis de identidad, inseguridad y conflictos internos constantes.
A nivel social, los adolescentes valoran y eligen a sus amigos en función de sus características psicológicas (bondad, generosidad, honradez, lealtad, etc.) y tienden a buscar en sus iguales similares inquietudes, intereses e incluso enfoque vital. Generalmente, suelen suponer un gran refugio y una seguridad emocional a la hora de resolver problemas psicológicos como la ansiedad o la soledad, debido a la distancia que suelen tomar con sus padres. Los adolescentes necesitan aceptación del grupo.
En psicoterapia, trabajamos con los adolescentes para que integren de la mejor manera estos cambios que se producen en esta etapa, para que construyan una identidad estable y forjen un autoconcepto y autoestima saludables. Al mismo tiempo, también trabajamos con sus familias para hacerles partícipes de este proceso, facilitando una completa comunicación emocional entre los miembros.
Alba Benito, Psicóloga del Centro de Psicología Emma.